Sólo se necesitan 5 momentos para cambiar el mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) propagó este mensaje como parte de su campaña sobre la higiene de manos, debido al gran impacto que tiene en la salud y, por tanto, en la calidad de vida de las personas alrededor del planeta.
Hoy en día no es un secreto que una adecuada higiene de manos es crucial dentro y fuera de los consultorios. Sin embargo, no siempre fue así.
Fue en la década de 1840, en Europa, cuando los médicos y comadronas empezaron a detectar un patrón: muchas madres recientes fallecían durante el parto por la denominada fiebre puerperal.
Este patrón no distinguía clases sociales, pues incluso con la mejor atención médica disponible, las mujeres enfermaban gravemente y fallecían poco después de dar a luz.
Fue entonces que el médico Ignaz Semmelweis empezó su investigación, mientras trabajaba en el Hospital General de Viena, el cual se dividía en dos secciones de maternidad: una dirigida por hombres médicos y otra por mujeres comadronas. Ahí, detectó que la tasa de fallecimiento era mucho menor en el área de las comadronas.
Posteriormente, su investigación continuó hasta que descubrió al culpable: las partículas cadavéricas. Después de ayudar a sus alumnos con las autopsias por la mañana, los médicos procedían a trabajar en el ala de maternidad asistiendo partos y pacientes, de manera que los patógenos con los que entraban en contacto durante una autopsia viajaban con ellos.
Desafortunadamente, su teoría desafiaba los conocimientos médicos tradicionales de la época y fue rechazada y ridiculizada por la comunidad médica.
Años después, el cirujano Joseph Lister persistió con la idea de desinfectarse las manos, al igual que los instrumentos, aunque también recibió críticas. Más adelante, Louis Pasteur cambió la manera en la que los médicos atendían a los pacientes. Y fue hasta la década de 1870 que los cirujanos empezaron a lavarse las manos regularmente. Pero no fue hasta un siglo después que la importancia de lavarse las manos con frecuencia se volvió universal.
En la actualidad, es bien sabido que la higiene de manos no sólo previene la propagación de enfermedades durante las consultas médicas, sino que todas las personas deben ser responsables de lavar sus manos en su cotidianidad. De hecho, es considerada una de las medidas más efectivas y económicas para protegerse a uno mismo y a los demás ante la propagación de enfermedades.
Las manos son una vía principal de transmisión de gérmenes, por ello, un lavado correcto y completo con agua y con jabón contribuye a eliminar microorganismos y reducir riesgos e infecciones. La técnica recomendada por la OMS dura entre 40 y 60 segundos.
De acuerdo con la OMS, los 5 momentos de lavado de manos son:
- Antes de tocar al paciente.
- Antes de realizar una tarea limpia/aséptica.
- Después del riesgo de exposición a líquidos corporales.
- Después de tocar al paciente.
- Después del contacto con el entorno del paciente.
Recuerda que este tipo de protocolos únicamente buscan tu bienestar como médico, y el de tus pacientes, previniendo situaciones de riesgo.
Por otro lado, no olvides también prevenir situaciones jurídicas.
¡Blinda tu tranquilidad, patrimonio y prestigio!
Referencias Bibliográficas
“Cinco momentos para la higiene de manos”, Organización Mundial de la Salud. Recuperado de https://www.who.int/es/publications/m/item/five-moments-for-hand-hygiene
“En su día, lavarse las manos fue una recomendación médica polémica”, National Geographic. Recuperado de https://www.nationalgeographic.es/historia/2020/03/lavarse-las-manos-fue-una-recomendacion-medica-polemica
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